
Casi treinta días sin letras y todo pinta para que siga la sequía... será la falta de besos, la casi conciencia del no, del jamás, la distracción en los proyectos importantes, la avaricia de lo urgente, el mes de alquiler moroso, las ganas de tomar por asalto o por descuido un beso y la mariconés de no hacerlo, la castrante prudencia. Dice Ángeles Mastreta que se necesita estar enamorada para ser extraordinaria, para que la palabra fluya y envuelva, para tener ideas fantásticas cuyos resultados, si es unilateral la cosa, generalmente son desastrosos... pero al final concluyo lo mismo: escribo mejor en tal estado, me vuelvo más afilada, certera, elucubro maravillas que no les resultan tan maravillosas, ja! y debo agregar que soy mejor aún cuando no soy querida, o al menos no de tal forma, suelo intentar romper bocas con canciones, mal intencionada, mal intencionada, mal intencionada... de todos modos el manual del savoir faire nunca me funcionó, aunque tampoco lo otro. Labia... puro air...