miércoles, 25 de noviembre de 2009


Casi treinta días sin letras y todo pinta para que siga la sequía... será la falta de besos, la casi conciencia del no, del jamás, la distracción en los proyectos importantes, la avaricia de lo urgente, el mes de alquiler moroso, las ganas de tomar por asalto o por descuido un beso y la mariconés de no hacerlo, la castrante prudencia.


Dice Ángeles Mastreta que se necesita estar enamorada para ser extraordinaria, para que la palabra fluya y envuelva, para tener ideas fantásticas cuyos resultados, si es unilateral la cosa, generalmente son desastrosos... pero al final concluyo lo mismo: escribo mejor en tal estado, me vuelvo más afilada, certera, elucubro maravillas que no les resultan tan maravillosas, ja! y debo agregar que soy mejor aún cuando no soy querida, o al menos no de tal forma, suelo intentar romper bocas con canciones, mal intencionada, mal intencionada, mal intencionada... de todos modos el manual del savoir faire nunca me funcionó, aunque tampoco lo otro.


Labia... puro aire, nada. Nada de mi ni de tí ni de nadie, labia y notas. Papeles, papeles, papeles, el primero, el segundo, el sexto, la quinta y lo que falte. Ojalá el hastío un día le llegue al desamor antes que a mi terquedad. A ver a qué hora me canso de quererte tanto... para poder quererte limpiamente.


Ojalá un día logre ser menos juez y más humana, que el "pus qué carajo!!" le gane al "no me atrevo", que el "ya ni modo" venza al "mejor no"... a la mera y así sería menos dificil perder lo imperdible... es sólo mi manía de cortarme la cabeza.


La ocicona

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