martes, 3 de enero de 2012


Y por fin te fuiste al mar. Volviste a tus orillas convertida en sal, transformada, etérea, inmune a los maremotos, a la vida, impalpable, blanca.
Finalmente al mar. Como la poetiza aquella, pediste a la nodriza tierra que abullonara tu cama de arena y te cubriera de algas. Te fuiste, te vas, te sigues yendo... y a veces vienes por la noche y me miras, como de lejos. Yo forzo la memoria para guardar los detalles de esos minutos de sueño, en los que me confirmas que andas cerca, que sigues dentro.
Ahora habitas la marea, te diluyes entre peces y arrecifes, te revientas sobre rocas y te elevas. Cuando la luna está gorda, estiras los brazos queriendo tocarla, ambiciosa y hambrienta, hipnotizada, con los ojos ávidos de luz. Ahora el cielo es tuyo y juegas a tapar con tus dedos las estrellas, a destantear al mundo con nuevas constelaciones.
Mi flor, mi lirio de mar, necesito recordarte y dibujo cada día tu cara para que no se me disuelva con el tiempo, necesito imaginarte en esa playa para sentirte en su arena, para hablarte de algún modo, para saber dónde estás.
¿Recuerdas esa noche? Creo que veniste a despedirte y yo lloré en los sueños y en la vida, porque tuve que decirte, que explicarte tantos cambios, porqué todo iba en reversa y había que frenarlo para no estrellarnos contra la pared. Tuve que pedirte que te fueras y tú me miraste con los ojos asustados y esa expresión de niña que nunca perdiste. Dijímos adiós... Después de eso, nada, oscuridad y nada, hasta hace poco.
Lirio de agua, nuestra Alfonsina, te guardan las letras, los libros, los discos, las risas, cada segmento de vida, cada migaja. Te guardo yo en mi cajita de cerillos para encender una vela cuando la luz falte.
Buen viaje... ya nos hallaremos.

"Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara en la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.

Déjame sola; oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases

para que olvides... Gracias... Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido."

Alfonsina Storni


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