miércoles, 28 de abril de 2010


Cada paso que se da es el "Erase una vez..." de una historia que comienza y que nunca, nunca se sabe dónde parará. Hay pasos que se adhieren a viejos cuentos, gente que entra de secundario a historias principales que tienen más que plantados a sus protagonistas. Hay pasos que cambian el rumbo, que quiebran el camino o que retroceden.
He protagonizado algunas fábulas ajenas, seguro he pasado desapercibida en otras, algunas veces me hubiera gustado ser al menos una antagonista que mereciera el odio de cualquier lector, que metiera en líos a la princesa del cuento haciéndole vudú y seduciendo a príncipes que, por humanos, no tienen el más mínimo rastro de azul... pero me he quedado en el mero papel de cuasiextra, lamiéndome las heridas y comiéndome la cabeza en emboscadas que se me ocurren ya que el príncipe se llevó a la doncella al país del "y fueron felices para siempre"... y mi reina, vous êtes allé a la merde.
Triste pero cierto. La parte buena es que siempre queda una canción, aunque a veces no sé bien si es para recordarme mis finales tan a la Walt Disney is an asshole o para hacerme saber que sigo siendo capaz de sentir a grados superlativos, aunque igual de superlativo sea el grado de dificultad para el olvido... a pesar de todo, sigue siendo más divertido no ser tan delicate princess y a veces jugar a la fucking bitch, porque no necesito que me ayuden, yo solita puedo boicotearme.
En estos días, los cuentistas están en paro, andan por ahí terminando sus historias. Ni mis más crudos gallos, Perrault y los hermanos Grimm, han sabido escribir una treta que haga que mis personajes favoritos se queden en mi cuento y sean felices para siempre... como Aquiles, que creo que ya encontró a su Briseida aunque no se llame Briseida... o esas dos princesas que descubrieron que los galantes caballeros armados eran aburridos, que le pintaron un violín a todas las promesas de amor eterno y reinos encantadores por quedarse juntas, y que ahora están decidiendo quién se lleva qué del país de las maravillas. O ella y yo, las más, más, más, más, más carentes de princesitud del mundo, con todo y nuestro negocio de autoestima para príncipes maltratados, encantados por brujas jijas que después se vuelven las más hermosas e intocables Cosmo Princesses. Y así es la vida... creo que habemos quienes no vamos a conocer el país del "felices para siempre", o al menos no de la manera convencional...
Y saben qué? siempre he creído que ese tan dudoso happily ever after no es tan ever after a la hora de la hora, pero eso no nos lo dicen ni Hollywood, ni Walt, ni las fashion fairies a las pobres mujeres mortales que besamos y besamos sapos sin necesitar que se conviertan en príncipes porque así son perfectos para nosotras, que decimos y decimos "Ni el más azul de toooooodos los prototipos peliculezcos le llega a la guapura de mi rorro"... pus si, pero eso a tu "rorro" le viene valiendo una pura y dos con sal. Otra!! Gol!!! y una vez más, triste pero cierto.
En fin... a lo que iba con todo esto, es que hay pasos que doblan en la esquina y escriben nuevos cuentos. Yo casi puedo asegurar que no puedo caminar sin llegar a casa con al menos 20 nuevas tramas en la bolsa, llenas de todas esas 0% princesas que me rodean y por eso son taaaan fantásticas, de todos esos príncipes en crisis que no pudieron ser héroes pero sí son los mejores amigos, aunque (y seamos francos todos) en su momento nos rompieron el corazón cuando dijeron que no nos llevaban a caballo a su reino porque les desconchinflábamos el cuadrúpedo y porque las princesas no usan jeans ni dicen groserías... así, con todo y nuestra falta de princesés, con todo y su sapotitud, han hecho de mi vida el más bello, deshadado y sorpresivo cuento .

Los quiero un montón.

2 comentarios:

  1. La princesitud y la saposidad es una escupida en la cara a la hermosa realidad. Conozco miles de hermosuras en jeans que hacen pedazos esas idiotas mirandose a un espejo mágico, pero tambien hay montones acumulados de almas insatisfechas con sus horribles existencias (porque se miran a si mismos desde adentro de un televisor) que sueñan el mas mortal deseo: la fantasía de la "eterna belleza", me da asco pensarlo, 400 años de una princesa en un feretro podrido hediondo y con rosas rojas... que romantico! huac! eso es nada, eso es fantasia; la vida es fantasia, cuando el corazon late a full hasta la muerte! Saber que uno va a morir o va a ser un viejo todo arrugado y estar contento, eso es amor. Dios es un sapo que nos mea la cara. El futuro es una estampita en el album del mundo. No hay nada por que sufrir realmente. Ni la muerte misma que es el final feliz... (Fer, robando los espacios digitales del corazón de la fula, latiendo en una pantalla).

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  2. Me encontré esta frace... "Tu problema es quererme perfecta, el mio pretender serlo"... y pues realmente puede aplicar a princesas y a principes desprincesados, faltos de princesitud... por que recordemos que las princesas viven su vida pretendiendo que son de alguna manera, y que cansado ha de ser eso... y por lo mismo prefiero esta frase de la desprincesada Patricia Bermudez, "Muy pronto te daras cuenta, que no eres el mejor, ni yo perfecta... y espero que sea más temprano que tarde, pues me estoy acostumbrando a no poder amarte", lo que al final de cuentas pasa con ese intento de principe azul que aunque el no se de cuenta ante nuestros ojos se va desprincesando y acaba por ser el vago recuerdo de la imagen pulcra que teniamos de el... Gracias comadre por escribir tan bonito, un abrazote de una desprincesada!!!

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